LAS DIFERENCIAS
ENTRE TRABAJO SOCIAL CLÍNICO Y PSICOLOGÍA CLÍNICA
Este artículo no pretende
justificar por qué el Trabajo Social puede llevar a cabo práctica clínica, dado
que es una obviedad, únicamente pretender arrojar luz al colectivo profesional
español sobre el cómo y el para qué la desarrolla, lo que aportará claridad en
cuanto a los límites con otras disciplinas que también llevan a cabo práctica
clínica. Pretende además contagiar a las trabajadoras y trabajadores sociales
para especializarse en esta rama del Trabajo Social y llevarla a cabo.
¿Qué es el Trabajo Social
Clínico?
El Trabajo Social Clínico —en
adelante TSC—, según Ituarte (2017), una de las principales exponentes del TSC
en España, es:
Una práctica especializada del
Trabajo Social y un proceso relacional psicoterapéutico que trata de ayudar a
un cliente a afrontar sus conflictos psicosociales, superar su malestar
psicosocial y lograr unas relaciones interpersonales más satisfactorias, utilizando
sus capacidades personales y los recursos de su contexto socio-relacional
(Ituarte, 2017, p. 20).
La base de conocimientos del
trabajo social clínico incluye teorías de desarrollo biológico, psicológico y
social; diversidad y competencia cultural; relaciones interpersonales;
dinámicas familiares y de grupo; desórdenes mentales; adicciones; impactos de
la enfermedad, traumatismo o lesión; y los efectos del ambiente físico, social
y cultural (Center for Clínica Social Work, 2007).
¿Qué diferencias hay entre la
práctica clínica del Trabajo Social, la Psicología o la Psiquiatría?
Si tenemos en cuenta la
realidad científica y profesional desde una óptica internacional, la práctica
clínica actualmente es desarrollada por numerosas disciplinas, no siendo un
ámbito de actuación exclusivo de ninguna de ellas. Entre ellas se encuentran
fundamentalmente: el Trabajo Social, la Enfermería, la Psicología, la
Psiquiatría y la Educación Social. — puedes ampliar la información con este
artículo sobre la Práctica de la Psicoterapia desde el
Trabajo Social.
Una cuestión que ocupa parte
del discurso profesional es la diferencia que existe entre la práctica clínica
de un profesional de Trabajador Social y, por ejemplo, uno de la Psicología. La respuesta es sencilla: que uno es trabajador social y
el otro es psicólogo.
Cada una de las disciplinas
científicas cuenta con una serie de variables que condicionan y modulan su práctica, haciéndola singular y diferente al resto. Lo que sucede
es que estas variables suelen estar implícitas en la práctica y, por lo tanto,
son más difíciles de percibir que otras variables como la técnica. Dentro de
estos condicionantes están la historia y evolución de la profesión, los
valores, las filosofías y teorías que han influido en su desarrollo, las
instituciones y políticas que configuran la estructura profesional y los
programas educativos en cada país, entre otras.
Sin embargo, la diferencia más
sustancial se encuentra en el objeto. En el caso de la Psicología, es el estudio de la
conducta en diferentes ámbitos; la Psiquiatría, lo síntomas y trastornos; y el
Trabajo Social, la interacción sujeto-ambiente.
A nivel metodológico y técnico
—que es lo más visible a los ojos de la gente— puede no existir
diferencias sustanciales en la práctica clínica de tres profesionales de
diferentes disciplinas interviniendo con un conflicto familiar desde el modelo
sistémico, o con un trastorno de ansiedad desde la Terapia Breve Estratégica.
La diferencia radica en lo que no se ve: lo ontológico, lo epistemológico y lo deontológico, que, al fin y al cabo, es lo sustancial. “Lo esencial es
invisible a los ojos” (El Principito).
De este modo, y teniendo en
cuenta que el objeto del Trabajo Social es tanto el individuo y el ambiente,
como la interacción entre ambos, su práctica clínica tiene un carácter profundamente ecosistémico y construccionista. Así, un trabajador social clínico, raramente intervendrá
con un caso de anorexia sin hablar de los roles y estereotipos de género, de
machismo y patriarcado; o con un caso de depresión por homofobia sin tratar
asuntos como las relaciones familiares, la influencia de la opresión en la
conducta humana y los derechos humanos; o un caso de Trastorno por Déficit de
Atención con Hiperactividad, sin hablar de la construcción social del concepto
de la normalidad – patología, o las deficiencias que existen en el sistema
educativo que no consiguen integrar a la diferencia. Estas variables,
esenciales pero invisibles, se traducen en importantes diferencias en la
práctica clínica del Trabajo Social con respecto a la de otras disciplinas,
principalmente en: el cómo se ve a la persona, cómo se lleva la relación
terapéutica, cómo y dónde se sitúa el problema y cuáles son las soluciones al
mismo.
El trabajo social clínico contemporáneo está
caracterizado por la perspectiva epistemológica Persona en su Ambiente —PEA— y el uso de modelos definidos como holísticos
(Regalado, 2017). La perspectiva PEA, es definida por la Asociación Nacional de
Trabajadores Sociales de EE.UU como: la forma de ver a la persona como
parte de un sistema ambiental, que engloba las interacciones recíprocas entre
la persona, sus relaciones y el ambiente físico y social (National Asociation
of Social Work, 2005).
Un trabajador social clínico,
tratará el malestar psicosocial de la persona, integrando indudablemente a
la justicia social, los derechos humanos y la democracia; a la concientización,
la movilización y la organización social; el uso de los recursos sociales
disponibles en el entorno para lograr los objetivos. Realizará
intervenciones en contextos de despacho, en el hogar de las personas y también
a las plazas y parques, porque así lo ha hecho a lo largo de su historia. Y
otras disciplinas podrán hacer lo mismo, pero nunca será parte de su objeto de
estudio e intervención. Y esto es lo que hace diferente a la práctica clínica
del Trabajo Social; que no mejor ni peor, simplemente diferente.
¿El Trabajo Social Clínico se desarrolla
únicamente en el campo de la Salud mental?
Uno de los errores comunes que existen es
confundir el TSC con una práctica dirigida exclusivamente a problemas de salud
mental - psiquiatría o ubicada dentro del ámbito público de salud. Nada más
lejos de la realidad. Partiendo de la definición de lo clínico que enuncia este
artículo, el TSC
es trasversal a todos los campos y colectivos de intervención. El TSC estará presente en todo contexto
donde existan estos tres ingredientes:
1.
Personas
2.
Un/a
profesional formada y capacitada en la práctica clínica del Trabajo Social.
3.
Contexto
donde se ofrezca un servicio dirigido, como fin último, a que las personas
aumenten su bienestar psicosocial.
¿En cuántos campos de intervención se dan
estas condiciones? Muchos: en el Trabajo Social desarrollado en Servicios
Sociales, Salud, Educación, Salud Mental, Bienestar Familiar y de la Infancia,
Trabajo Social en Empresa, Práctica Privada, etc.
¿Es reciente la práctica clínica del
Trabajo Social?
En absoluto. El TSC es el resultado de la
evolución e integración de diferentes escuelas y métodos desarrollados en
Trabajo Social a lo largo su historia, y concretamente, el trabajo social
de casos —casework—, trabajo social de grupos, organización social comunitaria
y de la terapia familiar (Northen, 1995). Por lo tanto, la práctica clínica
dentro del Trabajo Social es tan antigua como sus orígenes. Las primeras definiciones de TSC se
remontan a las aportaciones de Gordon Hamilton en los años 60, no obstante, se
encuentra implícito desde el surgimiento de la profesión. Mary Richmond, quien
fue la primera trabajadora social clínica (Huaiquiche y Bastías, 2016) aunque
no se definiera como tal, en sus obras maestras, Social Diagnosis y Social Case
Work (Richmond, 1917; Richmond, 1922), prescribía al colectivo profesional el
conocimiento tanto de la situación —dimensión ambiental— como de la
personalidad —dimensión subjetiva—. Esto quiere decir que ponía acento en lo
clínico.
En relación a este asunto, existe un dato
que es muy importante tener en cuenta, y que desconocen muchos profesionales
del trabajo social y de otras disciplinas: el Trabajo Social es y
ha sido una disciplina tremendamente influyente en la creación y desarrollo de
numerosas escuelas psicoterapéuticas. De hecho, las madres y padres de
numerosas escuelas fueron trabajadores y trabajadoras sociales. Hablamos por
ejemplo de:
·
Virginia Satir, una de las precursoras de la Terapia
Familiar, co-fundadora del Mental Research Institute" en Palo Alto,
California.
·
Steve de Shazer, creador de la Terapia Centrada en
Soluciones.
·
Michael White, padre de la Terapia Narrativa.
·
Mónica McGoldrick, creadora del famoso Genograma, tan
importante en la escuela sistémica. Además es directora de Multicultural Family
Institute en Highland Park, New Jersey, y también fue profesora de Clínica
Psiquiátrica en Facultad de Medicina de Robert Wood Johnson
Otras personalidades del trabajo social
influyentes en el desarrollo de la psicoterapia han sido: Insoo Kim Berg, Peggy
Paap, Lynn Hoffman, y un largo etcétera.
El TSC en la actualidad cuenta con un gran
aval en todo el mundo, existiendo numerosas entidades oficiales, asociaciones y
revistas científicas, así como una importante producción teórica y empírica.
La mayoría de las obras se encuentran en lengua inglesa, lo que ha
dificultado el acceso al colectivo hispanohablante y, por lo tanto, la visibilidad
del TSC. Sin embargo, cada vez es mayor la cantidad de publicaciones en
castellano, provenientes de países como Puerto Rico, Chile y Perú, y también
desde España. Espero que esté cerca la creación de la primera Asociación
Nacional de Trabajo Social Clínico de España.
La primera obra en castellano sobre TSC
fue escrita por Amaya Ituarte en el año 1992: Procedimiento y Proceso
en Trabajo Social Clínico (Ituarte, 1992). Esta autora, ha
coordinado una nueva obra, publicada este año, denominada Prácticas del Trabajo Social Clínico, donde he tenido el placer de participar
con un capítulo sobre Evaluación y Diagnóstico Clínico. Es la obra en
castellano más actual sobre TSC. Se trata de un compilado en el que participan
once autores, donde se analiza la actualidad y pertinencia del TSC, los modelos
teóricos que sustentan las prácticas clínicas, la construcción del contexto de
intervención profesional y el diagnóstico.
¿El TSC en España es una práctica
reciente?
El TSC
en España ha estado presente desde que surge la profesión en el país, allá por los años 30 del siglo pasado.
No obstante, nunca fue reconocido como tal y fue llevado a cabo por una parte
minoritaria del colectivo profesional. La otra gran parte se ha basado en
modelos asistencialistas-prestacionales, debido a circunstancias históricas y
políticas.
En
España el Trabajo Social como disciplina llega en los años 30. No obstante, su
expansión se produce entre los 60 y los 70, momento en el cual se produce la
Reconceptualización en la profesión. Este movimiento reivindicó que la
intervención del Trabajo Social ha de centrarse en las estructuras sociales y
la organización comunitaria —lo macrosocial— dejando en desuso la intervención
directa con las personas. Por lo tanto, el Trabajo Social en España se
desarrolla de mano y bajo el paraguas de las ideas inspiradoras de la
Reconceptualización. Los años de aislamiento durante la dictadura militar y el
posterior desarrollo del sistema público de servicios sociales, principal
empleador de la profesión, contribuyó a relegar a un plano casi inexistente al
TSC. Esta vertiente de la profesión desapareció de todos los contextos,
incluso de las Universidades, excepto de algunos sectores del Trabajo Social
Sanitario y Psiquiátrico.
Desde
hace aproximadamente dos décadas, y como respuesta a la configuración de las
nuevas problemáticas sociales, complejas y heterogéneas, resurge con fuerza el
TSC en España. Y
así lo indica el aumento progresivo de las publicaciones y artículos, de la
cantidad de profesionales con estudios de posgrado de tipo clínico y ejerciendo
práctica clínica, tanto en contextos públicos como privados.
En
España aún no disponemos de un Título de Posgrado en TSC, a diferencia de otros
países, por lo que el colectivo profesional ha tenido que desarrollar su propio
currículo recurriendo a formaciones de posgrado diversas, principalmente en
escuelas de psicoterapia concretas —sistémica, narrativa, psicodinámica,
Gestalt, etc. —, en Trabajo Social en Salud Mental, Trabajo Social Psiquiátrico
o Trabajo Social Sanitario. Ahora hemos de lograr un posgrado específico en
TSC, para luego poder optar a la regulación y, de este modo, obtener la
legitimidad social que merece la profesión en su rol clínico en nuestro país.
Referencias.
Barría, D. (2017). Trabajadores sociales que han
influido en la historia de la terapia familiar.Inédito.
Center for
Clinical Social Work (2007). Standards and indicators for Cultural
competence in Social Work Practice. Recuperado de
https://www.socialworkers.org/practice/standards/NASWCulturalStandardsIndicators2006.pdf
Conde, R. (2006). Teoría y práctica socioeducativa
del Trabajo Social Experimental. Valencia: Tirant to Blanch.
Huaiquiche, T. y Bastías, C. (2016). Trabajo social y
práctica clínica individualizada-familiar en salud mental: una mirada analítica
y sociohistórica. Revista Electrónica de Trabajo Social, Universidad de
Concepción, 3, 33-50.
Ituarte, A. (1992). Procedimiento y proceso en
Trabajo Social Clínico. España: Siglo XXI.
Ituarte, A. (2017). Actualidad y pertinencia del Trabajo
Social Clínico. En A. Ituarte, Prácticas del Trabajo Social Clínico (p.
19-43). Valencia: Nau Llibres.
National
Asociation of Social Work, (2005). NASW standards for clinical social
work in social work practice. Washington DC. URL:
https://www.socialworkers.org/practice/standards/naswclinicalswstandards.pdf
Northen, H. (1995). Clinical
social work. Knowledge and skills (2º Edition). New York: Columbia University Press.